martes, 27 de julio de 2010

Me enseñaste a no fumar sin desayuno. Me enseñaste a dividir, que la suma de uno y uno siempre es uno si se aprende a compartirMe enseñaste que los celos son traviesos, que es mitad falta de sesos y mitad inseguridad. Me enseñaste a ser pareja en libertad. Me enseñaste que el amor no es una reja, y que es mentira la verdad. Me enseñaste que no es bueno el que te ayuda sino el que no te molesta. Me enseñaste que abrazado a tu cintura todo parece una fiesta. Me enseñaste muchas cosas de la cama, que es mejor cuando se ama y que es también para dormir. Me enseñaste entre otras cosas a vivirMe enseñaste que una duda puede más que la razón. Pero fallaste. Se te olvidó enseñarme que hago si no estás tú. Me enseñaste de todo excepto a olvidarte, desde filosofía hasta como tocarte. A saber que el afrodisíaco más cumplidor no son los mariscos sino el amor. A convertir una caricia en una obra de arte, a saber que los abogados saben poco de amor y que el amor se cohibe en los juzgados. Pero no me enseñaste a olvidarte.
Si hay que aceptar que nuestra historia voló de donde saco el valor.